sábado, 19 de octubre de 2013

1. Los orígenes no se olvidan


Después de cinco años todos aquellos planes infantiles habían quedado en el olvido, o casi. Esa ilusión que de niños nos llena se desvanece con la edad. Pero no del todo. Si buscamos en lo más profundo de nosotros mismos aún podemos ver un atisbo de nuestro niño interior.

El día que la señorita Bones anunció que harían una salida al campo, la emoción de la aventura volvió a invadirlos. Todavía se sentían capaces de todo lo que de niños imaginaron.

No eran más que un par de días a la intemperie, bajo el sol, ya que era en pleno agosto. Mas, todos se alegraron al oírlo. Pues, dados los pocos medios que había, hacer una salida era toda una aventura para ellos, que pasaban los 365 días del año entre cuatro paredes o en la reducida área del huerto que usaban como patio.

El día de la excursión, todos los niños estaban nerviosos, ilusionados, y sobre todo, ansiosos de que llegase el atípico evento. Todos, excepto John.

domingo, 15 de septiembre de 2013

Capítulo 3 - Encuentros


Uriane ya tenía una idea clara para el dibujo de hoy. Estaba con la cabeza por las nubes, aún no había sacado el lápiz pero su mente se había perdido en los trazos que formaba.

Ya estaba llegando al banco en el que solía sentarse a dibujar cuando, al alzar la cabeza, se encontró con una pequeña sorpresa. No estaba sola. Su banco estaba ocupado. Y ya no podía dar vuelta atrás, el chico en cuestión ya se había dado cuenta de que sus intenciones pasaban por sentarse allí y la estaba mirando a los ojos, como retándola.

viernes, 2 de agosto de 2013

Capítulo 2 - Archivos


Ni siquiera miró hacia atrás antes de cerrar la puerta de entrada a su nuevo piso. Tan solo era para guardar las apariencias y completamente impersonal. La mayor parte del mobiliario era de color gris o blanco, guardando el equilibrio de la casa. Pero, sinceramente, no le preocupaba demasiado la decoración, puesto que apenas sí lo utilizaría para dormir.

domingo, 28 de julio de 2013

Bésame

Estábamos solos, él y yo. Me dirigió su mirada. Sus penetrantes ojos atravesándome. Aún no nos tocábamos, pero yo lo sentía más cerca de lo imaginable. Me sostenía la mirada, inquisitivo. Una expresión indescifrable en su rostro. Pero no me importaba. Siempre he sido impulsiva, pero estar con él, tan cerca, sintiendo su aliento, notando cada parpadeo suyo, hacía que el efecto se amplificara. Quería rozarlo, sentir su carne bajo mis dedos. Mi mirada había dejado la suya. Se movía hacia sus labios; carnosos, húmedos. Mi respiración estaba agitada. Ya no podía más. Le di una última mirada a sus ojos, aún con la misma expresión de antes, y me abalancé sobre él.

Nuestros labios hicieron contacto, desatando nuestra pasión. Ni una hoja de papel cabía entre nosotros. Nos movimos el uno contra el otro, rozándonos, sintiéndonos. Mis manos, imparables, hicieron su camino por sus brazos, casi sin tocarlo, a tientas, hasta llegar a su cuello para luego internarse entre los mechones de su pelo. Las suyas tampoco se habían quedado quietas. Ahora estaban en mi cadera, empujándome más, si cabe, hacia él.

miércoles, 17 de julio de 2013

One Lovely Blog Award


Lo primero, muchas gracias a Lucy Angela de Los viajes por Naralón por nominarme a este premio
Y lo segundo, como he sido nominada al mismo premio pero en dos blogs diferentes contestaré a las preguntas de forma separada, pero mis preguntas y los nominados serán los mismos.
Empecemos:

sábado, 8 de junio de 2013

Prólogo


Era una calurosa tarde de verano en el orfanato de Vinter. Nadie en el recinto tenía ganas de nada. Todos descansaban, tumbados al sol en el pequeño huerto que servía de patio. ¿He dicho todos? No, en realidad, no todos. Pero nadie excepto John sabía lo que estaba ocurriendo en el interior del edificio. Mas, él no era el protagonista del suceso. Tan solo el espectador.


lunes, 6 de mayo de 2013

Capítulo 1 - El Dibujo


Ya empezaba el otoño y los días eran cada vez más fríos. “Adiós a las camisetas de manga corta.”, pensó Uriane con amargura. Aquella mañana había cometido el error de ponerse una y estaba sufriendo las consecuencias. No había sido una buena decisión ponerse unos vaqueros, un par de deportivas y una camiseta que no abrigaba mucho; también llevaba la sudadera, pero hacía demasiado frío como para que fuese suficiente. Todavía debía recorrer andando el parque para llegar a su manzana, pero sonrió para sí y prosiguió su camino.

Uriane dibujando

Un pequeño adelanto del próximo capítulo: El dibujo

Deron frente al espejo

Éste es Deron, ¿os gusta?
En esta imagen aparece reflejado en un espejo, tal como se relata en el prólogo.

domingo, 5 de mayo de 2013

Como a extraña

Amor imposible, pues
me has tenido bien atada
de pies, manos; y a la espalda
fría mirada guardada
como es aquella presta arma
empuñada en la batalla.
Guerra perdida la tuya,
la mía lucha lejana.
Derrame de amor el mío
en una causa dejada.
¿Si te olvidaré algún día?
Quisiera ser recordada
no por el haber perdido,
por haber sido encerrada
en el dolor que causaste
al tratarme como a extraña.

Leyre H. Palacios

Invisible

Me oyes; mas, nada me has escuchado.

Me ves; sin embargo, jamás me miras.

Me ignoras y yo solo siento ira

al ver que tú nunca me has hecho caso.

Leyre H. Palacios

¿Me has olvidado?

No estás y te necesito.
Te quiero y tú me rechazas.
Te busco y desapareces.
Discuto y tú me amenazas.
Te encuentro pero estoy sola.
Conmigo ya jamás hablas.

Leyre H. Palacios

sábado, 4 de mayo de 2013

Prólogo - Los Vigilantes Alados


Heria vigilaba como siempre la Tierra junto a su compañero Féreo desde el cielo. Ese planeta tan azul siempre los había cautivado, pero desde que trabajaba como observadora le gustaba aún más, era su pasión. Le encantaba ver cómo los humanos crecían, vivían y morían desde su elevada posición, era como vivir la vida una y otra vez a través de otra persona. Aunque debía admitir que lo que más le gustaba de su trabajo era la compañía. Desde que conoció a Féreo no había querido estar con ningún otro ángel. Lo amaba, pronto se casarían. 

Los Vys

En un mundo donde el tiempo es perezoso y los cambios se hacen de rogar las diversiones están casi extintas y las aventuras son cuentos de hadas. La vida de los árboles es efímera y los años pasan cual horas para ellos; los Vys. Diminutas criaturas que viven en los árboles, ríos, cuevas, valles y montañas de ese mundo aislado en el que viven.

Pero el presente de los Vys es poco interesante. Se pasan el día dejándose arrastrar por una pesada rutina que cada día los aburre más y más, consumiéndolos por dentro. Ellos saben que ya no tienen futuro, ya hicieron todo lo que podían haber hecho por el universo y el tiempo de su raza se ha acabado. Sí, aún quedan retazos de la gran especie que fueron y leyendas e historias que narran sus aventuras. Pero saben que ya no habrá más. El libro que narraba todo aquello cerró su tapa hace tiempo, y las generaciones que nacieron de esos héroes han quedado resignadas a la decadencia en la que viven. Así que no tiene mucho sentido perder el tiempo explicando su presente o su futuro, sino su pasado...

El error, que quizá no lo fue

Si lo hubiera sabido nunca lo hubiera hecho, eso lo aseguro. En realidad, incluso ahora cuando lo recuerdo, no entiendo qué es lo que me pasó. ¿Por qué lo hice? Pero supongo que, como en toda historia habrá que empezar a contarlo por el principio. Bien, todo empezó... 

Era un bonito día de septiembre... En realidad, ni siquiera era bonito, porque era el día que empezábamos las clases y ya echaba de menos el verano... dulce verano. Pero no me quedaba más remedio que intentar empezar con buen pie mi primer curso de la ESO, por lo que me esforcé en esbozar una sonrisa que fuera creíble y me acerqué a mi cuadrilla de toda la vida: Aitor, Julen, Unai, Miren, Nerea, Sofía y yo. 

La Espera

Espe nunca se había enamorado. Ni si quiera había sentido por ningún chico algo que no fuera amistad, y, por supuesto, nunca había tenido novio. Sus amigas le habían puesto asexual como mote cariñoso, y ella nunca se sintió mal por ello. Lo daba por un hecho normal y natural en su vida y jamás había intentado cambiarlo.

Pero esa vez fue diferente. Cuando Marcus llegó al instituto ese chico catalán de pelo castaño claro y ojos tono ámbar miel se apoderó de todo, de su razón, de su tiempo, de su mente... y de su corazón. Jamás en sus quince años de vida pensó que pudiese pasarle a ella, la única chica intocable de tercero. Cada vez que lo veía olvidaba todo lo demás, y cuando no podía observarlo su rostro se le aparecía en la mente.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Premio

Gracias a Lucy Angela por nominarme. No creo que me lo merezca, porque hace siglos que no escribo nada nuevo de esta novela. Pero hay algo que tengo claro: no quiero dejar de escribir.